Acto de la Juventud: una visión formoseña, por José Robles

Sin lugar a dudas cuando Perón partió derrocado en el 55 no se imagino que su exilio seria largo, solamente cuando comprendió que estaría lejos de su pueblo por muchos años oxigeno con potestad a la Juventud Peronista, para que en su nombre mantenga viva la llama que Eva Duarte descubrió en sus ojos en aquellas jornadas en San Juan.

La Juventud jamás delato la voluntad de Perón y fue militante activa del luche y vuelve y de la resistencia que trajo al “Viejo” de regreso después de tantas cesiones de aquellos que querían un peronismo sin Perón. El peronismo siempre regresa por sus fuentes y sin lugar a dudas el acto del 14 de setiembre en el Luna Park es todo un mensaje político a la dirigencia de nuestro País. El peronismo regresa a sus fuentes; a la Juventud, que durante años peleo por traer de regreso a Perón y que le dio 30 mil compañeros para que en el 83 regrese la democracia.

Como escribiera el compañero Jorge Giles; En la historia de los pueblos, las transformaciones suceden cuando el sujeto del cambio está constituido por los jóvenes y los trabajadores, en estado de rebeldía. Esta es la hora de los jóvenes, no porque lo escribimos nosotros, sino porque el pulso del pueblo así lo indica, quien quiera oír que oiga, mas tarde o más temprano la historia siempre se realiza.

Cuando la juventud participa en política activamente, los cambios son irreversibles. Por ahí anduvo el discurso de Cristina aquella histórica noche del 14 en el Luna Park. Este es un oficio de impacientes, tal cual lo decíamos hace un par de meses en notas que escribíamos para reafirmar el compromiso, recordando aquí que no siempre debemos hacer una lectura negativa de esa impaciencia porque ella es el resultado de la sensibilidad, de la solidaridad y del amor a los semejantes. Es sano para una sociedad que cada generación mantenga la impaciencia por construir una sociedad más justa más libre, más soberana y mucho mas federal, pero queridos Compañeros es inmensamente más sano aún es que las generaciones más jóvenes mantengan esa impaciencia.

Una política que no se nutre de esa impaciencia se convierte en mera administración de lo que existe, le falta la capacidad de transformar la realidad. La política no es el arte de lo posible; es el arte de imaginar sociedades distintas y volverlas posibles. Es un oficio de impacientes sin lugar a dudas.

Carlos Roble, Formosa 03717- 423194- Formosa