Hablaste siempre de transformar y multiplicar desde el minuto uno de empezado el camino de la recuperación de esa Argentina en llamas, cuando nadie quería ni por asomo tomar la responsabilidad de ponerla de pie. Tan seguro como siempre, tomaste la posta con una bolsa llena de sueños y un pasado de lucha con esa compañera de fierro.
Recuerdo tus palabras en ese minuto uno: “no voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada”. Hoy que te fuiste, sé que nunca mentiste, porque con valor enfrentaste a los enemigos de siempre sin rendirte a ninguna presión, con recetas propias y sin condicionamientos pateaste el tablero de esa Latinoamérica del ALCA y el maldito Consenso de Washington; con ese modo tan peronista de siempre y las banderas presente, que otros maltrataron, con Patria Grande y libertad económica, diciéndole chau al FMI y llevándonos a nuestra soberanía política.
Siempre construiste con Memoria tomando la lucha de las Viejas, las queridas Madres de la Plaza de Mayo, en paz pidiendo Justicia. Primero, derogando la ley de punto final que permitió reparar esas heridas abiertas por los genocidas y de esta manera llegaron los juicios de la verdad, lo que dejó a esos terroristas de Estado en la cárcel por delitos de lesa Humanidad. Luego esa imagen en la que das la orden de bajar el cuadro de Videla, el día que con convicción transformaste la ESMA en un espacio de conciencia histórica, justo allí donde hubo tanto sufrimiento.
Pensando siempre en ese Estado presente comenzaste a reconstruir el sistema industrial (destruido por el neoliberalismo): recuperando fábricas y la producción nacional, creando de esta manera millones de puestos de trabajo, recomponiendo el salario con las paritarias, llevando los índices de crecimiento a niveles récords y reservas históricos. Recuperando lo que otros entregaron en los años de “del primer mundo”: el Correo Argentino, Aguas Argentinas, ferrocarriles, 6 % del PBI en educación y la mayor inversión en obra pública de toda la historia.
Luego de 12 años en el olvido fuiste vos el que se acordó de los otros viejos, nuestros jubilados y pensionados, de esta manera empezaron los aumentos, que llegaron al 400%. Incorporando a miles de excluidos en los gobiernos anteriores, dando la posibilidad de una jubilación a más de 2.500.000 abuelos postergados.
Dejaste los cimientos para profundizar la distribución después de cuatro décadas, tarea que continúa nuestra Presidenta coraje. La enumeración emociona: recuperación de los fondos previsionales de nuestros trabajadores, movilidad jubilatoria, Asignación Universal por Hijo, recuperación de Aerolíneas Argentina, fútbol para todos, Conectar Igualdad, matrimonio igualitario, nueva ley de medios de la Democracia.
Con vos, volvió la política como herramienta de transformación, que dejó de ser mala palabra. Llegaron las discusiones a las mesas de las familias, las oficinas, las escuelas, las universidades, en el grupo de amigos y en las calles. Se recuperó la participación ciudadana y la trasgresión de miles de jóvenes en todo el país. En definitiva, la militancia como forma de lucha colectiva.
Ahora sé que muchos de los sueños de esa bolsa se hicieron realidad, otros que faltan, se cumplirán por el camino que construiste; sin dudas, las flores que sembraste florecerán. En algún lado estás, inquieto en ese inmenso cielo, iluminándonos en algún café literario celestial con Perón, Evita y los 30 mil compañeros. Mientras tanto, en la tierra vivirás en la inmortalidad en las banderas de la lucha popular.
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